Corría
el año 2006 cuando Toni y Pepe “El Herrero” decidieron sacar adelante una
actividad a la que llamarían “Jornadas de Convivencia Espeleológica”, donde la
Escuela de Espeleología viviría unos días en plena sierra disfrutando de las
simas y cuevas exploradas por el GEV, durmiendo en tiendas de campaña y “sobreviviendo”
en equipo. Ambos Directores cocinaban a diario y además preparaban y guiaban en
las cavidades a los menores, naciendo de este modo el Campamento GEV.
Posiblemente eran conscientes de que creaban así la mejor actividad del año para los chavales y una de las estrella del Club, porque repitieron en dos ocasiones más, hasta el año 2008, llevando a jóvenes desde los 8 a los 18 años, y hasta un total de 17 participantes en esa última edición. Decidieron dejarlo por razones laborales, puesto que, dejando a un lado las rencillas de convivencia comunes, estas jornadas eran extraordinarias, quedando vacío el año 2009.
Posiblemente eran conscientes de que creaban así la mejor actividad del año para los chavales y una de las estrella del Club, porque repitieron en dos ocasiones más, hasta el año 2008, llevando a jóvenes desde los 8 a los 18 años, y hasta un total de 17 participantes en esa última edición. Decidieron dejarlo por razones laborales, puesto que, dejando a un lado las rencillas de convivencia comunes, estas jornadas eran extraordinarias, quedando vacío el año 2009.
Antonio
y Ana, su mujer, como siempre se dejaban caer algún día para colaborar y a la
vez disfrutar de esta experiencia, controlando “sus pilas y su hielo” para que
no faltara ni luz ni agua en las jornadas de cuevas… pese a que las cabezas han
hecho varias veces que alguna de ellas se quede en el Campamento adornando con
los árboles. Los días eran intensos y se hacía de todo: visitar, explorar,
bioespeleología, entrenamiento, etc., un todoterreno de Campamento.
Al
año siguiente, en 2010, los jóvenes siguieron la senda ellos solos con una
cuarta edición del mismo de un modo algo más salvaje. Compañeros en estos años
como Jesús, Fátima, Juanjo, José Ángel, Cristian, Noé y Josecho, que hoy en día
continúan en las filas del Club, trataban de conservar el mítico Campamento GEV,
y es que ellos mismos han monitorizado la última aventura de este 2019…
Los
Campamentos han permitido localizar y explorar simas importantes y bonitas como
La Colada, El Campeonato, HO-100, Complejo Blas Carrasco Linares, entre muchas
otras, así como la propia exploración del Sistema de la Murcielaguina o nuevas
galerías de simas como la del Campamento. Además, estos días se utilizaban para
trampear y muestrear cavidades de importancia biológica para recoger meses más
tarde. No hace falta dar más datos para darse cuenta de los resultados que
ofrece un Campamento de Espeleología.
A
partir del año 2011 Fátima y Jesús cogerían las riendas de la Dirección de los
Campamentos organizando hasta un total de 8 ediciones, incluyendo la última de
este año, siempre con ese rango de edad de entre los 8 años en adelante y con
mayor o menor participación dependiendo de la temporada en sí, pero cumpliendo
en la mayoría de los casos con la esencia del Campamento, de lo contrario, no
se hubiera llegado hasta el 2019…
A
medida que pasaron los años, y partir del año 2014, el rápido y continuo cambio
social necesitó la introducción de medidas poco beneficiosas para el Campamento
en sí: prohibición (con lo mal que suena la palabra) de teléfonos móviles, un
día para las madres y padres, elección individual de comidas, recogida de los
menores el último día en la propia zona, etc., años en los que se pasó de
alargarlo uno o dos días extra a recortar la duración del mismo.
Las
cosas materiales, al igual que las actividades, tienen una fecha de caducidad,
y pese a que organizadores y monitores le pongan tiempo, esfuerzo y ganas, existen
factores, por desgracia, que lo transforman todo en agotamiento y desgane.
La
temporada 2019 se acerca a su último tercio y agosto como es habitual suena a
magnífico en el GEV. La doceava edición del Campamento se ponía en marcha con
14 chavales participantes y hasta un total de 10 miembros del Club repartidos a
lo largo de la semana para monitorizar y guiar en cavidades de la mejor forma
posible.
El
enclave como siempre ha sido el Camping Rural de Montaña Montillana, en las
cercanías al embalse del Tranco, en pleno corazón del Parque Natural y Reserva
de la Biosfera de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, alargándose
desde el día 12 al 18 de agosto.
Las
cavidades visitadas han sido numerosas: Sima de la Fractura 2, Sima de la
Tubería, Sima Irene, Sima El Yelmo, Sistema de la Murcielaguina, Sima Jesusín,
Sima de la Colada y Sima HO-100. Algunas de ellas están siendo muestreadas
bioespeleológicamente, como es habitual, y de lo que estamos seguros habrá
excelentes resultados.
El
buen clima ha acompañado durante toda la semana, aunque por desgracia el agua
es necesaria, no se ha sufrido ninguna tormenta que suele hacer estragos en el
campamento base con todas las tiendas y aparataje eléctrico. Las actividades
han sido numerosas, aparte de la espeleología en sí, donde los jóvenes han
exprimido sus energías llevándose un recuerdo imborrable en su memoria.
Cerca
de 170 horas con los jóvenes, preparando desayunos, comidas, meriendas y cenas,
instalando y guiando en todas las cavidades mencionadas, supervisando las horas
de piscina de toda la tropa y organizando otras actividades complementarias
para ocupar los días al completo. Un trabajo muy amplio que tiene previamente
mucha organización y planificación. Finaliza así la doceava y última edición
del Campamento GEV.
Agradecer
a Fátima y Jesús el valor de aventurarse otro año más a dirigir el Campamento, a
la supervisión constante de Antonio y Toni, a la colaboración y ayuda diaria de
Josecho y prácticamente Juanjo, a los compañeros Alberto y José Ángel que colaboraron
en dos jornadas y media, y a los compañeros Cristian y Antonio Rodríguez que
participaron en una de las jornadas de la semana.
Esta
crónica ha venido introducida por un recorrido histórico necesario para
entender que aquello que no se cuida, por muy bueno que sea (como el amor, la
amistad, una cualidad o el propio Amazonas) termina perdiéndose siendo casi
imposible recuperarlo…